Entre el suicidio cotidiano como resignación o la urgencia de revisar nuestras relaciones amatorias

El derecho de vivir en paz (*), es la frase con la que quiero iniciar mi participación en esta mesa, es la primera exigencia que deseo soplarle al poder y a todos sus tentáculos, y así, no aceptar más ser un número dentro de tanta estadística, un daño colateral que se lamenta, una víctima que se llora, enemigos de otros que desde la mirada situada ya destruye y en el paso cotidiano: critica, censura, arrebata, defrauda. Quiero, queremos vivir en paz, pero no desde los sepulcros y el silencio, sino desde el canto y una disidencia que escandalice, que provoque estruendos, que abra desde mi/nuestro cuerpo y todos sus pliegues, desde los suaves hasta los callosos una trinchera que se pretenda vivir como distinta.


Hace algunos días encontré un video de la hambruna en África y con mirada atónita y cómplice veía que dos niños estaban muriendo de hambre y con un pedacito de galleta recobraban un poco de fuerza. Me sentí tan miserable siendo parte de ese juego perverso de impotencia que ante las redes de la muerte me mantenía inactiva y con lágrima pujante, y eso que a tantos kilómetros sucede, también está muy cerca, e incluso detrás de tu casa y tantas ignominias incluso después de la puerta de tu casa.

¡Carajo! Pensé ¿Me he de quedar otra vez con los brazos cruzados y seguir mirando?, ¿sólo mirando? Y así en la cascada de acontecimientos apareció en el imaginario, la violencia contra las y los niños, las mujeres, y/o contra los indígenas, sexismos, racismos, la trata de personas y los crímenes por lesbo/homofobia, y el especismo en todas sus formas desde cuando “saboreas” un bistec que no es más que otro ser sintiente como tú, hasta el aplauso que das en las corridas de toros ante la tortura y la muerte y así, entre otros etcéteras que abruman, me despertó Honoré Balzac gritando:“La resignación es un suicidio cotidiano”. ¿Quieres resignarte?


Silencio… Salgo a la calle y me encuentro con muchos ojos y palabras sueltas, de pronto me miro en una anciana, y entre el relajo de unos adolescentes y sentada en las piernas de un indigente que acaricia un perro y ambos se dan vida. Y entre los murmullos también destaca el de personas hablando, algunas a gritos, otras sin escucharse, pero otras con mucha atención, tratando de entender. Y por eso, con toda la intención de entender es que voy palpando que el vuelco de las relaciones políticas profundas tiene que ver con eso que dice
Vanengein de romper las estructuras que desde nosotros/as se edifican y que dejan una sociedad sin alegría ni porvenir, y donde los adultos ya solo se resignan a soportar con una acritud y un malestar crecientes (1).

Requerimos cerrar por un minutito, nuestro “changarrito” de vida actual y creativamente habitarnos en “(…) individuxs libres que rechazan ser explotados y dominadxs e igualmente rechazan dominar o explotar. Nuestra lucha es por la reapropiación inmediata de nuestras vidas, en conflicto con la actual sociedad” (2).


Y entonces aparecen las disidencias y no solo diversidades desde el motor de mi actuar: El cuerpo con todos los sentidos y deseos, me mira lesbiana, bisexual, queer, perra folladora, trans en muchos caminos, feminista, animalera y vegetariana, pornoterrorista, gay que de vez en cuando se pone banderita,(¡Ah! pero sin el marketing ni el consumismo), y de pronto también entre mis piernas, entre mi familia cercana conformada por una perra y dos gatas, aparece que en mi cuerpo y corazón también habitan dos hombres a los que amo profundamente y con quienes “cojo” y de vez en cuando me peleo y luego me abrazan y después nos hacemos cosquillas en los pies caminando codo a codo y sabiendo que somos mucho más que tres, nombrando todo esto POLIAMOR.


Ya hemos compartido en otras ocasiones muchos de los trasfondos que se juegan en los discursos amatorios de nuestra civilización occidental, particularmente hemos hecho énfasis en los dispositivos de consumo que salen en el momento de relacionarnos y como el poliamor o mejor dicho el contraamor abre una posibilidad de resignificación de nuestras relaciones. Pero… a qué nos estamos refiriendo ¿Qué elementos se pretenden conjugar en la propuesta poliamorosa?


Actualmente en diferentes espacios, electrónicos, televisivos y por supuesto el paradójico mundo virtual, se habla mucho, y cada vez más de los asuntos poliamorosos, y con ello, de los activismos, las disidencias públicas ante la moral victoriana, y todo un trabajo “Pian pianito” que pretende el saberse entre otros herejes y juntos/as mostrar otras alternativas amatorias que dicen:
NO AL AMOR CARCELARIO.

Pero… insisto: ¿Qué entresijos guardan las acciones poliamorosas? ¿Qué “pellejitos” de nuestros caminos se ven interpelados en esta toma de decisiones?


El discurso de la sacerdotisa pagana Morning Glory usó la palabra Poliamor en el artículo “A bouquet of Lovers” en 1990 para describir la “práctica, estado o habilidad para tener más de una relación amorosa, sexual, simultánea, con el pleno conocimiento y consentimiento de todos los involucrados”, de ahí que destaquen dos elementos: 1) Más de una relación amorosa y 2) consentimiento de todos los involucrados.


¡Ahh!, suena lindo, pero definitivamente no es sencillo, en ocasiones me he desbaratado y de pronto no me alcanza el verbo ni las explicaciones sobre el desapego, la reivindicación sobre otro tipo de amor y otros conceptos que ante el desconcierto y la mera tripa “desbordada” me clavan en el espanto y ahogo de lo que supones desplazamiento, celos, invasión de la intimidad y otra vez un largo etcétera de lo que “pudiera” ser equivocadamente la vivencia poliamorosa, por eso la necesidad de hurgar a fondo y leer entre líneas que se aloja entre el miedo, asomarse a los discursos éticos políticos que nos da pauta para entender cómo uno de los artilugios del poder se introduce a nosotros y nos vuelve cosificadores con el otro a través de una versión elegante de posesión y propiedad privada de las personas; por ello el poliamor implica también una reflexión sobre el nuevo acomodo y adaptación de más de dos que se aman y todo el ejercicio de sus relaciones de afinidad, así como un cuestionamiento a los paradigmas de género y sus dicotomías, e incluso si hay quien le entre por ese camino, una construcción de nuevas identidades y emociones poliamorosas, es decir, todo un nuevo lenguaje.


Aquí en México, donde desde hace más de siete años hacemos POLIAMOR A LA MEXICANA hemos abrevado tres premisas fundamentales para este tipo de relaciones: HONESTIDAD, COMPROMISO Y EQUIDAD, lo cual que nos permite una propuesta ética para el alimento poliamoroso de la práctica cotidiana. Sin embargo, quiero contribuir con otros tres telares donde –sostengo- se fincan los pretendidos conceptos de honestidad, equidad y compromiso, siendo estos:


AMISTAD


DEMOCRACIA RADICAL


CUESTIONAMIENTO SOBRE EL PARADIGMA DE INDIVIDUALISMO


Revisémoslos de modo sucinto:


1) AMISTAD


Un amigo es una persona con la que se puede pensar en voz alta.

Ralph Waldo Emerson


¿Eres amigo/a de tu pareja, tu compañero/a emocional? La respuesta frecuente es Sí, pero… o definitivamente hacemos una división entre amores y amistades esperando que cada uno se sitúe en un espacio y modo concreto ¿por qué? Incluso desde su definición etimológica que procede del latín amicus/amore significa amor. ¿son conjugables el amor y la amistad? Desde el poliamor sí, y retomando al misógino de Aristóteles sabemos que implica una comunidad de dos o más personas unidas entre sí por lazos de espíritu o afectos profundos y estables.


¿En tus relaciones amorosas no pretendes compartir, entregar, confiar, hacer cofradía? Y en ese proceso ¿no te encantaría compartir las lubricidades, deseos, emociones que tu compañero/a tiene sobre otra persona? Y ojo, no hablemos de panópticos y ejercicio de control, sino un contrato afectivo donde se asocian seres humanos que se declaran cófrades amorosos y que sin haber leído a
Emile Armand, son amigos libertarios que se abren a compartir. ¿Has pensando en asociaciones de afinidad? ¿Qué pactos te gustaría establecer? ¿Hasta dónde la intimidad, con quiénes y bajo qué principios? ¿Qué no es la desconfianza, la competencia y enemistad elementos actuales de profunda desazón humana? ¿Por qué entonces los ejerces y consientes desde tus propias relaciones?

La amistad es un modo de vida nos dice
Michel Foucault. Ahí, está y de lo que requiere es de un pacto político de dos o más humanes libres dispuestos a desnudarse, en el sentido fuerte del término.

2) DEMOCRACIA RADICAL:


Revolucionario será aquel que pueda revolucionarse a sí mismo.

Ludwig Wittgenstein


Definimos democracia radical a partir de una democracia que no sólo se sustenta en un sistema político, sino está íntimamente conectado con valores de justicia social e igualdad de género. Es una forma de organizar la vida social en todas las dimensiones en las que vivimos la experiencia de ser humano/a. Todos los sistemas democráticos existentes que conocemos hoy carecen de estos aspectos (3). Por ello la democracia radical implica aquí y ahora, solidaridad, sororidad, revisar los mecanismos en la toma de las decisiones, trabajo sobre relaciones de equidad, prácticas contra hegemónicas, etc.


De ahí que la revuelta contra nuestra explotación no es esencialmente una lucha política incluso económica, sino una lucha contra la totalidad de nuestra existencia actual (y por tanto contra la política y la economía), contra las actividades e interacciones cotidianas que nos son impuestas por la economía, el Estado y todas las instituciones y aparatos de dominación y control que componen esta civilización. La democracia radical y directa en movimiento comienza desde la construcción cotidiana de acuerdos que se pueden hacer desde la complejidad de lo colectivo, y si ya con dos es multitud, con tres o más, es la prueba evidente de que el consenso no es un puñado de “buenas” intenciones políticas sino una práctica que desde la negociación y actitud dialógica puede ser posible.


Precisamente la práctica poliamorosa pretende saberse entre las democracias radicales donde todos los participantes involucrados no sólo consientan, sino tengan voz y un ejercicio político que no le apuesta al poder y la conservación de la sociedad a través de sus instituciones y valores, sino a una regeneración profunda y constante.


3) CUESTIONAMIENTO SOBRE EL PARADIGMA DE INDIVIDUALISMO


El amor, tal como se practica hoy en la sociedad, no es más que un intercambio de dos fantasías y el contacto de dos epidermis.

Chamfort, Nicolás-Sebastien Roch


Independientemente de cómo concibamos el “amor” (asunto que se cuece culturalmente aparte) parece que las expectativas y sueños principescos, nos llevan a encontrarnos como dos individuos producto de su modernidad y que a partir del siglo XVI colocó el YO con mayúsculas. De ahí que la práctica individualista es la manera en que el sujeto/sujetado, se afinca al espacio que “cree” gobernar y que puede ser desde la tierra que pisa, hasta la persona con la que comparte vida. Históricamente el término individualismo (4) ha sido utilizado para caracterizar tanto las doctrinas del contrato social legadas por Hobbes y Locke como la visión de la sociedad como constituida por individuos, por sujetos que tienen metas, proyectos y fines específicamente individuales. Esos humanos que actúan aislados, en lucha por sus propios intereses, y basta echar un vistazo a la organización occidental para ver sus derivaciones políticas y económicas. Incluso si tomamos a
Nozick como referencia, nos encontramos con un individualismo radical que les apuesta sin más a la acumulación de la propiedad privada y que infiere lógicamente que es injusto ponerle trabas a la libre empresa. Es tan sencillo cruzar el puente en el paso del monopolio de las cosas al monopolio de las personas. Generalmente no pensamos en ello, sin embargo ahí está la violencia desde todos los niveles y contra las personas, particularmente en el ámbito de pareja, donde la violencia emocional, sexual, simbólica, física es parte ya del cotidiano.

Ahora bien, no pretendemos establecer una discusión entre individualismo vs comunitarismo, que privilegie uno en menoscabo de otro, sino revisar las consecuencias históricas del individualismo a ultranza para repensarse en la singularidad, en la defensa de tu risa, placer y deseo, pero también a sabienda que el otro, la otra es tu espejo, y no sólo te refleja, sino eres tú mismo. Un humano, es el brazo de otro humano –dice un proverbio africano. Y ese otro humano también ríe, tiene placer y deseo y no sólo por ti ¿Te interesa saberlo o continuar ignorándolo en la ilusión de la media naranja y eso de que “hasta que la muerte nos separe”? ¿Te interesa reconocer al otro a la otra como quieres que te reconozcan a ti, en pleno ejercicio de libertad y autonomía? Si es así, entonces empecemos por no imponer, chantajear, manipular, sino por escuchar, respetar.


Alguna ocasión leyendo a la Anais Nin quien a su vez se refería a Proust, dijo que si la felicidad es la ausencia de pasión, entonces nunca sería feliz. ¡Uf! No podría afirmar si las y los poliamorosos prefieren felicidad en lugar de pasión o viceversa, pero lo que sí sé es que desde la autarquía prefiero la pasión, mucha pasión, rebeldía, goce y construir desde mi palabra y el cuerpo ese derecho de vivir en paz conmigo y con los otros, las otras: caminando, equivocándome y no sólo mirando llorona o resignada sino… teoría y praxis y más praxis y más. Hay muchas, muchísimas alternativas y por lo pronto vámonos a ocupar las calles y con los otros/otras exigiendo la despenalización del aborto, y después protestemos en todos lados por la masacre de delfines en Japón, y llega a casa y habla con el compañero, la compañera con la que compartes vida para saberse y mirarse a fondo, ahí está también tu accionar político y después no sólo mires el video de los niños muriendo de hambre sino ¡carajo! Hagamos algo.

Por Diana Marina Neri Arriaga
libertariayfeminista.blogspot.com