por Russ
McSpadden / arte por Jill Lavetsky
En algún
lugar en las afueras del viejo pueblo minero de Ruby -no es nada más que un
pueblo fantasma- y no tan lejos de la frontera Arizona/México, corrimos detrás
un grupo de migrantes. Ellos se movían rápido atravesando el cañón que cruza
San Luis y las Montañas Atascosa. Eran jóvenes, mayormente mujeres, y estaban
nerviosos. Les ofrecimos agua, comida, con algunas palabras en español, y el
guía me ofreció agua y comida, en inglés. Él estaba inseguro de mis
intenciones. Yo expliqué que vimos a la migra por la carretera de Ruby y luego
nos despedimos – good luck, buena suerte. Ayudando en la lavada de ropa vi que
el grupo se detuvo a recoger unos calcetines que habían dejado en una cubeta.
Un par de calcetines viejos manchados de sangre se quedaron colgados en un
árbol de manzanita.